Hacerse preguntas sobre el sentido de la vida, la importancia o el valor de las acciones, el origen o el final de la vida, es desarrollar la inteligencia espiritual. A este tipo de preguntas las llamamos fundamentales y es otro de los caminos que nos ayudan a descubrir a Dios.
No todo es hablar de cosas cotidianas, sino también de inquietudes vitales, por ejemplo: para qué vivimos, qué sentido tiene la vida, qué puedo ser en la vida, cómo puedo servir a los demás. Cuando nos planteamos preguntas fundamentales, no basta con nuestras respuestas, se necesita de las demás personas para contrastar puntos de vista, otras veces las respuestas las encontramos en la Biblia.
¿Cuál es el origen de todo? (Génesis)
¿Cómo debemos comportarnos? (Mandamientos)
¿Tiene sentido el dolor y la muerte? (Bienaventuranzas)
No solo hablar de las cosas cotidianas
Es necesario trabajar el mundo interior, si falta reflexión interna y personal, nada se pregunta
y nada se cuestiona.
¡Porque hay algo en vez de nada!
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